19 abril 2010

AUTORETRATO


Siguiendo mi más oscura naturaleza es que me lanzo a buscarme la vida y me digo que quien no conozca el vértigo de la muerte no conoce la felicidad de cada minuto, que  vivo y me mortifico, río y lloro, me lanzo a aventuras perdidas porque sé que no tienen ningún fin. Quisiera ser ciudadana del mundo pero  no me despego de las raíces que me amarran. Soy pequeña y gigante en el mismo cuerpo. Voy hambrienta, alimentándome de otros, de lo que piensan y lo que sueñan. En mi oficio de vivirlo todo me engullo el mundo y sus pantalones. Se me caldean las ganas con todo lo que leo, se me ampollas los  pies y  atrofian las alas de tanto caminar. Voy amando desde el sentir de mi útero y me entrego a las emociones cual sentimiento verdadero. Amo equivocado, no dejo de perder ni buscar en cavernas oscuras las respuestas que no tengo. Maté a Dios después de un sueño de esclavos y ahora vivo según mis creencias paganas y ritos mundanos. Mi miseria me arroba y sonroja mi constante tendencia a fallar. Me describo en la necesidad de mostrarme y sentir una mano acariciando mis pies. Camino a oscuras a la espera de una luz que me alumbre, pero al final me río porque nunca llega. Y aquí estoy, abierta como herida nueva, esperando que el tiempo me cicatrice con el pelo suelto y las ganas locas.
Tendida y sonriendo


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